"GUADALAJARA MODERNA"
La modernidad ha llegado a la
segunda capital de la república mexicana, Guadalajara; aquella ciudad
provinciana con matices románticos que inspiró a compositores, poetas y orgullosos
amantes del lugar que los vio nacer, va quedando "borrada" de la
realidad por los avances de la modernidad.
Una modernidad empecinada en cambiar
por completo la imagen y originalidad de una ciudad que, desde su asentamiento
en el valle de Atemajac, recibió calidamente a personas provenientes de
diversas latitudes, con ideas ajenas y con objetivos particulares.
Ahora, la moderna Guadalajara, la
antigua perla de occidente, la ex ciudad de las rosas; se ha convertido en víctima
de esas ideas, cautiva de los objetivos particulares de algunos que llegaron
para avecindarse y que ahora son los victimarios de una utopía.
Misma que formaba parte de la misma
cultura popular de los tapatíos, del olor a tierra mojada, de la hospitalidad
de sus habitantes, de su singular gastronomía, sus tortas ahogadas, su tejuino,
sus buñuelos, las varitas de manzana con caramelo o el turrón con limón; y que
decir de aquellas serenatas, el mariachi, el ambiente de una atmósfera con olor
a tranquilidad y armonía.
Esa época en donde los habitantes de
la segunda capital de importancia a nivel nacional no se preocupaba por
situaciones "extrañas" como el que olvidaran las puertas de sus casas
abiertas, o los vidrios de sus carros abajo, o las llaves colocadas en las chapas,
cuando había tranquilidad y respeto.
Todo lo que, la modernidad le ha
arrebatado, en pleno siglo XXI, Guadalajara es un lugar con altos índices de
inseguridad, con niveles de vagancia y promiscuidad que no se imaginaban; una
ciudad en donde las condiciones de desigualdad social son cada vez más
marcadas.
Y en este contexto, son las propias políticas
que al ser aplicadas de manera corrupta, degenera en practicas desleales,
elitistas, tendenciosas; con las que los mismos gobernantes buscan seguir
sacando los beneficios que les garanticen continuar parasitando en la sociedad.
Hoy la modernidad de Guadalajara,
tiene otra filosofía, la del mercantilismo, donde los mercenarios enquistados
en el gobierno y en complicidad con pseudos "empresarios", acuerdan
la manera en que juntos, obtendrán mayores dividendos, auspiciados en el margen
de la legalidad.
Despojando y dilapidando los
recursos que no les pertenecen a los administradores de los gobiernos en sus
diferentes niveles, (terrenos, dineros, mobiliarios y todo lo que se les
permita).
Con la llegada de una modernidad más
agresiva, Guadalajara y sus habitantes, experimentarán prácticas irracionales e
ilógicas, donde el estado de indefensión se volverá una constante, ante los
excesos que las autoridades cometerán, de manera sistemática, bajo los
ordenamientos de quienes adquirieron compromisos con los gobernantes en turno.
Los cambios en la fisonomía de una
ciudad urbanizada, mutilada desde los años 50´s del siglo pasado, cuando Don
Jesús González Gallo dio el banderazo de aceptación para que la modernidad cruzara a bordo de los vehículos por las
avenidas Alcalde y 16 de Septiembre; curiosamente, las mismas calles que ahora
cerraran sus carriles para dar paso subterráneo a otra forma de movilidad.
Y lo que conllevará, repercutiendo
directamente en otros factores a los tapatíos que tienen algún recuerdo de