EL MÁS SANGRIENTO...
noviembre 22, 2017 at 1:39 ,
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El peor director de seguridad en todo el país es el de Guadalajara, mantenido en el puesto por los tanates de Enrique Alfaro, presidente municipal surgido del partidillo Movimiento Ciudadano, pero en lo que respecta a muertes violentas atribuidas al crimen organizado, es Zapopan, también gobernado por el partidillo.
La Fiscalía General del Estado en sus archivos, tiene en primer lugar a Zapopan con la mayor concentración de naroejecuciones de toda la entidad, pues se desvela que de mil 543 asesinatos atribuidos a la Maña, una cuarta parte ocurrió en la ex Villa Maicera.
Según la información vertida en Reporte Índigo, en la última década se ha destacado Zapopan por ser el municipio más sangriento, crisis recrudecida con la llegada a la alcaldía del empresario Pablo Lemus.
Zapopan es uno de los municipios con más extensión territorial con Mezquitic, Lagos de Moreno y Tomatlán, pero como parte de la zona metropolitana, posee la mayor riqueza de Jalisco, desde luego con los contrastes naturales de las zonas marginadas.
Pero como es característico de los alcaldes surgidos del partidillo, el alcalde Lemus Navarro niega lo evidente, que el municipio que administra es el de mayor violencia ligada al crimen organizado.
No puede atribuirse a los colores partidarios de quienes han gobernado a Zapopan en los últimos diez años, mismo que se encontraba en paz y con la mejor policía de Jalisco, pero sólo hasta el período de gobierno de Arturo Zamora Jiménez.
Las cifras de homicidios se dispararon en los trienios del panista Juan Sánchez Aldana; los priístas Héctor Vielma Ordóñez y Héctor Robles Peiro, con resultados agravados en el presente trienio que pasó ya las dos terceras partes, con peligro de que el nefasto Pablo Lemus repita en la administración zapopana, si los negativos de Enrique Alfaro no le alcanzan para que regrese la administración zapopana a manos priístas.
Desde la administración estatal panista de Emilio González Márquez y Calderón Hinojosa a nivel federal, de las 383 ejecuciones atribuibles al crimen organizado, 107 fueron registradas en el municipio zapopano.
Las cosas no mejoraron con la llegada de Aristòteles Sandoval el Ejecutivo estatal, y las calles ensangrentadas de Zapopan fueron la característica. Se contabilizan 305 homicidios ligados a los mafiosos, lo cual significa uno de cada cuatro, de los mil 160 asesinatos a partir de 2013 a la fecha, en franca competencia con Guadalajara, donde al sheriff se le califica como al peor comisario del país.
Durante la administración de Enrique Alfaro como alcalde perredista en Tlajomulco, Zapopan tenía competencia en lo referente a violencia, pero ahora la competencia es Guadalajara y la ex Villa Maicera, por la ineptitud de los alcaldes del partidillo, quienes ya se preparan el uno para la competencia por la gubernatura y con rumbo a la reelección el otro.
A la administración de Pablo Lemus, los archivos de la Fiscalía General registran 73 homicidios violentos arrogados al crimen organizado, incidencia sin precedentes en la década mencionada.
Hasta la llegada de Pablo Lemus a la presidencia municipal zapopana, el peor año registrado en el municipio fue 2014 con 70 muertes violentas, pero en 2017 la violencia se recrudeció con la llegada al poder de Movimiento Ciudadano.
En 2007 hay registro de solamente dos ejecuciones; uno en 2008; cinco en 2009; 12 en 2010. Para 2011 la cifra se disparó hasta 61 muertes por ejecución; bajó a 26 en 2012; aumentó en 2015 a 55 y bajó a 42 en 2016, pero para el presente año llevan ya 73.
En el mismo lapso la competencia se da entre Guadalajara, Tlaquepaque y Tonalá, donde se registraron 332, 232 y 135 en el mismo orden como se mencionan, pero sin dejar fuera a Tlajomulco, donde entre 2016 y 2017, suman 120 casos.
En el presente mes no ha habido excepciones y los asesinatos violentos se suceden uno tras otro, sin que en ninguno de los municipios metropolitanos pueda decirse que se llaman La Paz, mientras que el combate a los hechos violentos pretenden apaciguarlo con ocurrencias, como la de reducir los horarios de los antros y tugurios, como si durante el día no hubiese hechos delictivos.
Recientemente y antes de la renuncia de Eduardo Almaguer a la Fiscalía, se anunció profusamente la detención de una célula delictiva, presuntamente parte del Cártel Jalisco Nueva Generación, el cual comanda “El Mencho”.
De triste fama, el líder de la célula mencionada, es Tomás “N”, “El Tom”, grupo al cual se le atribuyen decenas de homicidios en el sur de la zona metropolitana en colonias como Buenos Aires, El Carmen, El Sauz, Polanco, Las Huertas y San Pedrito.
El feudo de ‘El Tom’ es la parte surponiente de Tlaquepaque y la zona sur de Guadalajara, zonas en las cuales es constante el hallazgo de cadáveres con visibles huellas de tortura, sin que se conozca el lugar donde fueron ejecutados, pero que eran dejados en las cercanías de sus viviendas o donde saben que habitan los integrantes de grupos rivales.
Zapopan contabiliza 305 ejecuciones en el lapso comprendido desde 2013 hasta lo transcurrido de 2017, sin dejar muy atrás a Guadalajara, donde se registran 305 muertes en el mismo lapso, seguidos por Tlaquepaque con 198 y Tonalá con 124, como parte de las 1160 registradas a partir del inicio de la administración de Aristóteles Sandoval, según las cuentas hasta septiembre del presente año.
De continuar la tendencia, el presente año podría presentar un nuevo precedente para Jalisco, con mil 93 asesinatos acumulados hasta octubre, lo cual da como resultado superior a cien mensuales y podría rebasar al 2011, cuando se registraron mil 222 asesinatos, previo al último año de administración del panista Emilio González Márquez, padrino de Enrique Alfaro.
En narcoejecuciones el 2017 suma 302 a septiembre, la cifra más alta en todo 2007-2017, donde las peores incidencias eran las de 2016, con 266; de 2014, con 234, y de 2015, con 220. Pero en las últimas semanas el hallazgo de cadáveres, principalmente en la zona sur, donde operaba “El Tom”, hace vaticinar que la violencia no va a disminuir, y por los sucesos recientes, el temor de que aumente, sigue latente, principalmente en la zona metropolitana, donde los políticos se preparan para dar el siguiente salto de chapulín.